Ya estamos en época de elecciones. Los políticos empiezan sus campañas ofreciendo a sus electores las promesas electorales. La fiesta de la libertad y la democracia ha comenzado, todos respetan las pautas y las reglas, bueno, todos excepto algunos que se creen más listos que nadie porque cuando fueron al colegio eran los más listos de la clase y claro ahora no podían ser menos.
Apenas han transcurrido unas horas desde que se dio el campanazo y La Vega de San Mateo es ya un hervidero de quejas porque determinados ejemplares que no respetan ni la libertad ni el juego democrático hacen de las suyas cada vez que salen a la calle. Bien podrían quedarse en casita y así por lo menos respetarían esas normas que son de obligado cumplimiento para todos y no para aquellos que escrupulosamente respetan el juego democrático.
Me llaman unos vecinos de El Pintor para decirme que este año por obra y gracia del Señor -supongo que el alcalde- el mismo que los "putea" todos los domingos y fiestas de guardar nos les ha hecho entrega de la sal para que puedan confeccionar sus alfombras. Casualidad, casualidad que hayan tenido que ser los vecinos que le reclaman con toda justicia sus derechos constitucionales, humanitarios y universales. El derecho al descanso, a la intimidad personal y a la no vulneración de sus domicilios.