domingo, 23 de febrero de 2020

REITERO Y ACLARO UN TÉRMINO METEOROLÓGICO EQUÍVOCO.-


Reitero y aclaro un término meteorológico equívoco

Por Jesús Padilla:


En estos días en que una situación a la que ahora denominan DANA pero que mi padre, y hermano, (q.e.p.d.) definían popularmente como "gota fría" a esa depresión que se aísla en niveles altos de la atmósfera provocando fenómenos atmosféricos que pueden dar lugar a vientos huracanados, tormentas y chubascos fuertes, y en este caso también a ese polvo en suspensión que no calima o calina.
He querido recuperar un antiguo artículo que publiqué  hace ya unos ocho años para dar de nuevo esa versión del significado de calima o calina y polvo en suspensión y las diferencia entre ambos conceptos.
Aprovecho la ocasión para dedicárselo tanto al maestro. mi padre, Desiderio Padilla, como al alumno aventajado, mi hermano, Juan Carlos Padilla, a los que guardo en mi corazón con el cariño que siempre les profesé.
Ahí arriba estarán hablando, en el cielo que tanto observaban, de esos fenómenos meteorológicos que le apasionaban.

  ¿CALIMA O POLVO EN SUSPENSIÓN?, ¿POLVO EN SUSPENSIÓN O CALIMA?

Aún recuerdo en mi época de chiquillo cuando mi padre, ese enamorado de la meteorología, fruncía el ceño si escuchaba eso de “fuerte calima” estando el cielo cubierto por una intensa, cómo espesa, “polvajera” que él, docto en el asunto, decía era polvo en suspensión. También ponía cara descompuesta al oír que había “polvo en suspensión” cuando la visibilidad era reducida.
Nunca llegaba a comprender porqué se molestaba tanto cuando escuchaba esas expresiones hasta que un buen día le pregunté y me aclaró la situación con esas explicaciones tan sencillas y a la vez tan didácticas que cualquier neófito en la materia podía entender a la perfección.
Pero antes de explicar lo que significa cada cosa, es decir, “polvo en suspensión” y “calima” me gustaría volver la vista atrás, pero no muy lejos, y así encontrarme de nuevo con una situación similar a la que vivió mi padre cuando escuchó esos dos conceptos, totalmente diferentes, pero que algunos “entendidos” asociaban al mismo fenómeno atmosférico. 
El pasado jueves, 08 de marzo, las islas se han visto afectadas por este meteoro que, para algunos, recién llegados a estas tierras, les puede resultar impresionante, fuera de lo normal, o quizás hasta apocalíptico. Remontándome en el tiempo, volviendo esa vista hacía atrás -les decía- hace años, allá por el mes de enero del 2002, se repitió -como el pasado jueves- una vez más, este fenómeno al que unos llamaron “calima” y otros “polvo en suspensión”. Los más agoreros pronosticaron el fin del mundo pues el cielo se volvió amarillento y la luz solar desapareció cubriendo en una oscuridad casi total los pueblos y las ciudades de éstas afortunadas islas. Hasta el alumbrado público tuvo que encenderse.
Recuerdo que me encontraba ese día en un cafetín de Santa Cruz de Tenerife tomando un “barraquito” acompañado de un “montadito de lomo” en una de las esquinas de la Plaza del Príncipe en la confluencia con la calle San José en un “bochinche” de esos que da gusto tomarse algo. Entre bocado y sorbo escuché a una viandante –alarmada- que pasaba por la puerta del bar que: el fin del mundo estaba cerca ¿No han visto el cielo, no se ve nada, está amarillo?  Me voy corriendo p’a casa que tengo a los chiquillos solos decía muy preocupada la señora a los camareros de la barra. Alguna mella causó entre algunos de los que escucharon el comentario porque más de uno apuró el café y salió a todo meter del cafetín como alma que se lleva el diablo.
El caso es que ese alarmante mensaje apocalíptico no era inventado. Se había corrido como la pólvora por todos sitios. Medios de comunicación se hicieron eco de la noticia extendida por la calle e incluso recuerdo como, cuando ya había pasado el fenómeno, tuve que acompañar a mi padre al sur de la isla, a un hotel de Maspalomas, dónde una cadena de televisión le hizo una entrevista relacionada con ese fenómeno que aún en la actualidad levanta expectación, asombro e incluso temor a quienes no lo han vivido. 
Este espectáculo de la naturaleza –porque lo es, pese a su desagradable presentación- que convulsiona a algunos, enferma a otros y sirve de laboratorio a quienes estudian los fenómenos atmosféricos es parte de nuestra historia pasada, reciente, y lo seguirá siendo en el futuro.
Ese cinco de enero del año 2002 una borrasca se situó al noroeste de las islas, con aire frío en altura, que provocó algunas precipitaciones de débiles a moderadas con algún que otro aparato eléctrico. Mientras tanto un anticiclón hacía de las suyas en el extenso desierto del Sahara con vientos fuertes que avanzaban de este a oeste y llevaban sobre el archipiélago ese “simún” del desierto, ese viento abrasador que acompaña a las tormentas de arena y que conocemos los que hemos pisado tierras africanas por “siroco” y que invadió en forma de “polvo en suspensión” las islas llevando incluso entre los finos granos arenosos alguna que otra roja langosta africana.
Fue tan fuerte esta tormenta de arena en el desierto que los vientos arrojaron al Océano Atlántico y sobre las Islas Canarias toneladas de tierra que tiñeron de rojo coches, casas y terrenos, haciendo que el mar tomara igualmente un color cobrizo mientras el aire se volvía seco e irrespirable con una tonalidad amarillenta debida a la densidad de las partículas arenosas y de polvo, provenientes del desierto africano.
Una vez acabada la tormenta de arena, el anticiclón desaparece y la borrasca se sitúa sobre las islas provocando lluvias torrenciales. De nuevo se repite el fenómeno y después de la arena, del polvo en suspensión, aparece la lluvia, esperada como maná caído del cielo.
Este es el relato casi calcado, pero menos intenso, aparece fiel a la cita en el azulado cielo de Canarias. Unas condiciones de sequía y vientos fuertes en el continente africano, una borrasca centrada al noroeste de las islas y un anticiclón haciendo de las suyas en el desierto del Sahara. Un engranaje perfecto entre el giro a izquierdas -contrario a las manecillas del reloj- de una borrasca y el giro a derechas de un anticiclón -a favor de las manecillas del reloj- (hemisferio norte, en el hemisferio sur sería, al contrario) que provocarán, si se cumple el pronóstico de siempre, las tan ansiadas lluvias.
Lo que más me sorprende de esta nueva situación -la de este jueves 08 de marzo- es que a pesar de que es algo muy normal, meteorológicamente hablando, la gente no termina de asumir su aparición en determinadas etapas o ciclos y lo que es peor -como decía mi padre- confunden este meteoro con otro parecido pero que se diferencia como de “un huevo a una castaña”.
He escuchado en la televisión, y en otros medios de comunicación e incluso alguna nota de prensa de un estamento público que también ha caído en el error, como mezclan “polvo en suspensión” -que es lo que teníamos el jueves- con “calima”.
El “polvo en suspensión”, como ya he relatado antes, es esa arena del desierto que los fuertes vientos –calientes- desplazan de este a oeste hacia el mar, hacia nuestras islas, provocando una disminución de la visibilidad, un color amarillento del cielo y, sobretodo, un ambiente cálido y seco, precisamente porque el aire que nos invade proviene de una zona cálida y seca como lo es el desierto del Sahara.
En cambio, la “calima” o “calina” -como realmente se llama a este fenómeno natural- provoca una visibilidad reducida que en algunas ocasiones puede ir acompañada de pequeñas partículas de polvo provenientes de la polución atmosférica, pero a diferencia del polvo en suspensión este accidente atmosférico suele producirse por la condensación de vapores de agua que conforman -en este caso- la “calina” o “calima” y que es del 80 por ciento, aproximadamente, del fenómeno.
El nombre de “calina”, que es realmente como se denomina a lo que vulgarmente llamamos “calima” proviene del latín “caligo”, “caliginis” que significa oscuridad, neblina, tinieblas.
Aclarado esto, decir que mi padre dejó para siempre en mi memoria -y el fenómeno en mi retina- la diferencia entre CALIMA y POLVO EN SUSPENSIÓN. Por eso cuando escucho la mezcla de ambos, como si fuera uno, siento -como mi padre- que esa unión equívoca de conceptos me deja estupefacto, me hace fruncir el ceño y no doy credibilidad a lo que oigo sobre todo en entendidos y doctos en la materia que supongo saben más que uno en estos menesteres… la “calima” no es “calima” que es “calina” y menos aún “polvo en suspensión”. Es como decir que el océano es mar o que el mar es océano. La diferencia está a la vista.
¡¡Fuerte “polvajera” cristiano!! dice la gente del campo en mi tierra cuando viene el “polvo en suspensión” o simplemente ¡¡ vaya “calina”!! Cuando no se ve un carajo.
Y es que la gente del campo, esos “mauros” -que dicen los de la capital- saben muy bien lo que hablan porque sus antepasados les han sabido transmitir la evidencia y el conocimiento desde mucho antes de que se pariera esa ciencia que no es exacta pero que nace de una práctica muy antigua, “las cabañuelas” y “las témperas”, que hoy en el mundo moderno llaman Meteorología.
VEGUEROS S.M. Ni el “polvo en suspensión” es “calima” o “calina”, ni la “calina” o “calima” es “polvo en suspensión”. -

sábado, 15 de febrero de 2020

NUEVA CANARIAS LA ALDEA SOLICITA AL AYUNTAMIENTO UN PLENO EXTRAORDINARIO SOBRE SEGURIDAD CIUDADANA.-


NC La Aldea solicita al Ayuntamiento un Pleno extraordinario sobre seguridad ciudadana
  • La formación nacionalista exige medidas ante la ola de robos y altercados que está sufriendo el municipio.
Los cuatro concejales de Nueva Canarias en La Aldea de San Nicolás han presentado la solicitud de un Pleno extraordinario ante la creciente inseguridad que existe en el municipio. Los continuos robos, hurtos y asaltos que se están reproduciendo en diferentes zonas del municipio, prácticamente a diario, están generando una fuerte alarma social.
Los nacionalistas explican que se han producido allanamientos en viviendas de forma reiterada, incluso con los dueños en su interior, así como, a establecimientos y restaurantes de forma reincidente, a la oficina de Correos y en fincas de frutas y maquinaria, con el agravante, en este caso, del envenenamiento de los perros guardianes. También, han asaltado con armas blancas, a plena luz del día, a  personas mayores y pensionistas.
Pedro Suárez Moreno, portavoz de Nueva Canarias en el Ayuntamiento aldeano, explica que las “inversiones de los vecinos en alarmas y elementos disuasorios, no están siendo efectivas, porque no hay efectivos policiales suficientes en el pueblo”.
Suárez asegura que, son frecuentes los altercados y peleas en las zonas de ocio cada fin de semana o festivos, incluso con lesiones y alerta de la gravedad que supone el robo de armas de caza que se produjo recientemente.
Por todos estos motivos y ante la inacción del grupo de gobierno del PSOE, el grupo municipal de Nueva Canarias en La Aldea, se ha visto en la obligación de exigir la toma de medidas inmediatas, por parte del Ayuntamiento para frenar esta situación.
Además del Pleno extraordinario, solicitan la convocatoria urgente de la Junta Local de Seguridad y que se inste a la Delegación de Gobierno a garantizar la seguridad de los habitantes de La Aldea.
VEGUEROS S.M.

LA LUZ DEL CANDIL, EL TERCER ESTADO Y EL ABUSO CACIQUIL.-

  LA LUZ DEL CANDIL, EL TERCER ESTADO Y EL ABUSO CACIQUIL Por: Jesús Padilla L a era romana ha sido siempre fuente de inspiración para todos...