CADA MAESTRILLO CON SU LIBRILLO Y QUE CADA PALO AGUANTE SU VELA
Por: Jesús Padilla
Mucho
se está hablando, y mucho se está escribiendo, sobre lo ocurrido el pasado
domingo, ya a las puertas del lunes, en nuestra Vega de San Mateo dónde, en los
que algunos medios han querido definir como una "reyerta
multitudinaria" y otros más comedidos como un suceso callejero, la paz y
la seguridad del pueblo se vio violentada por unos hechos execrables
protagonizados por un "marroquí" que cuchillo en mano repartió
puñaladas a diestro y siniestro, los motivos reales que le condujo a tal acción
están aún por determinar porque la investigación sigue abierta.
Yo,
que suelo mojarme en mis opiniones, diría que, antes de abrir el motivo
principal de este largo pero necesario artículo de opinión, que ha sido un "grave atentando
contra la paz ciudadana".
Las
responsabilidad de este "grave atentado" que ha causado indignación
en todo el municipio y ha puesto a colación las deficiencias de las que, en
materia de seguridad ciudadana, adolece San Mateo y pone en la picota la
paupérrima gestión que ejerce el Gobierno Municipal en tal vital disciplina al
ser incapaz de afrontar con garantías, amparándose en la suerte, hasta ahora,
los multitudinarios eventos que realiza domingo tras domingo, es sin lugar a
ningún género de dudas de la primera Autoridad municipal.
Pero
este punto, como otros tantos, pueden ser objeto de otros artículos de opinión,
porque "la cosa" tiene "tela"
y "tela marinera".
Pero
entremos en materia.
Cuando
un municipio, cuando un pueblo o ciudad están libres de riesgos, en términos
muy generalizados, la calidad de vida y su estado de bienestar se percibe en
toda la ciudadanía porque todos disfrutamos de esa ausencia de riesgo, de esa
seguridad. Cuando a sensu contrario esto no ocurre, el efecto actúa como una
apisonadora en el ciudadano. Miedo, inseguridad, desprotección e indefensión se
apoderan de su pensamiento y culminan en una "alarma social" fundada
por los hechos y agrandada por la gravedad de los mismos.
De
por sí la gestión, las actuaciones que se puedan tomar para poder evaluar un
riesgo y hacerle frente, ponen de manifiesto que para ello es importante una
planificación de la seguridad acorde con los tiempos. Una seguridad que sea "dinámica"
y no "estática", adelantada a los hechos y no a golpe de mata,
rigurosa en sus análisis y sin escamotear nada, porque todo es importante en
materia de seguridad, hasta las cosas más insignificantes y los hechos más
aislados.
No
vale un Plan de Seguridad para un determinado acto si este no es renovado evento
tras evento porque cada Plan de Seguridad está diseñado para un motivo y para
un tiempo pero no se puede hacer válido
para todos porque las situaciones cambian, los eventos, pese a que digan que
son los mismos, también cambian, por eso la seguridad debe ser "dinámica"
y no "estática".
Los
riesgos se pueden aceptar porque forman parte de la sociedad actual. Pero
también es una obligación prevenirlos y gestionarlos de forma adecuada para
mitigarlos en la medida en que se puedan presentar.
El
Estado es el responsable de la Seguridad
Ciudadana y es quien articula todas la medidas y medios para que esa seguridad
Ciudadana sea efectiva. Dentro de esas articulaciones, de esos medios, están
los de la propia ciudadanía que está obligada a colaborar así como todas
aquellas organizaciones que por su estructura, privada o pública, como son los
propios Ayuntamientos, se ven en la obligación de hacerlo.
Los
Ayuntamientos cuyos gobernantes son elegidos por esa ciudadanía para, entre
otros cometidos, sean protegidos, se les asegure la convivencia pacífica en
vías y espacios públicos y se evite que se puedan cometer delitos y faltas
contra las personas y sus bienes deben ser los primeros en actuar para
garantizar la paz y la concordia en sus municipios o ciudades.
El Alcalde
de un municipio, no es una figura decorativa que cobra de nuestros impuestos.
El Alcalde de un municipio tiene, como prioridad absoluta, para proteger a sus
ciudadanos, que tomar cuantas medidas crea convenientes para salvaguardar ese
principio de "seguridad y libertad" y que este se lleve a cabo con total garantía
Institucional y Constitucional.
No
caben disculpas, ni excusas, ante la desidia, el abandono, el pasotismo o el
conformismo, o la inacción para acometer las tareas que no sólo le obliga el
cargo sino le exige la propia ciudadanía.
La
seguridad de los habitantes de este municipio no debe ser un asunto baladí por
intereses políticos o empresariales. Se debe ajustar
el derecho que tiene este de ser protegido muy por encima de esos intereses, lo
contrario solo puede generar más violencia y más delito, y lo peor de todo, que
cada uno se tome la justicia por su mano, complicando así, aún más, una
situación que debe estar bajo el control del máximo responsable del municipio,
en todo momento, no solo en los eventos. El orden público y la seguridad
pública, no son solamente una prioridad, sino una necesidad.
La Constitución encomienda la Seguridad Ciudadana a la Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional, Guardia Civil) pero el
término de Seguridad Ciudadana, ese que hace que el ciudadano se sienta seguro
y protegido, y el de Orden Público que permite esa tranquilidad de que sus
derechos y libertades están a salvo, corresponde a la clase política que
gobierna en el país y en los diferentes territorios, no solo al Estado, sino
compete también a los alcaldes en el ámbito de sus competencias.
La propia ley establece en su artículo 2, en los "ámbitos de
aplicación", que sus disposiciones son aplicables en todo el territorio
nacional, "sin perjuicio de las competencias" adquiridas por las
comunidades autónomas, de sus estatutos de autonomía y de la legislación en
materia de seguridad pública. Su objeto, el de la Seguridad Ciudadana,
establece el artículo 1 de la ley, es un requisito indispensable para el pleno
ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas,
estableciéndola como (sic) un bien jurídico de carácter colectivo.
Va incluso más allá en su punto dos, la regulación (diversificada
y plural) de las actuaciones que se hagan sean de la naturaleza que sean, están
orientadas a la (sic) "tutela de la seguridad ciudadana, mediante la
protección de personas y bienes y el mantenimiento de la tranquilidad de los
ciudadanos".
Pero hay una cuestión que entra en el meollo del asunto, que
produce un intercambio de algo por algo, eso que se diría en lectura jurídica
"quid pro quo" y lo hace para dejar claro que los alcaldes tienen
también su parte de responsabilidad en la Seguridad Ciudadana y dentro de sus
competencias : (Sic) "Quedan fuera del
ámbito de aplicación de esta Ley las prescripciones que tienen por objeto velar
por el buen orden de los espectáculos y la protección de las personas y bienes
a través de una acción administrativa ordinaria, aun cuando la misma pueda conllevar
la intervención de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, siempre que ésta se
conciba como elemento integrante del sistema preventivo habitual del control
del espectáculo".
Así
puedo afirmar que los alcaldes, dentro de sus competencias, podrán imponer
sanciones, adoptar las medidas que prevé la ley siempre que estas se cometan en
espacios públicos municipales o tengan competencias para ello de acuerdo, eso
sí con la legislación específica en cada caso. Para ello las Ordenanzas
Municipales deberán recoger, e introducir, cuantas especificaciones se requiera,
así como las sanciones y su graduación que estén tipificadas en la ley.
Pero
quizás la herramienta más importante, el elemento disuasorio más valioso con el
que cuenta un ayuntamiento es su policía local, en el caso de La Vega de San
Mateo, la fortuna de tener también a la Guardia Civil.
¿Pero
de qué sirve esto si en el caso de la policía local la falta de efectivos y
medios materiales es palmaria y la Guardia Civil tiene a su cargo un amplio y
complicado territorio que abarca tres municipios?
Los
primeros no están porque no pueden hacer frente a horarios dominicales,
fiestas, tráfico urbano y demás encomiendas del Ayuntamiento. Con una
precariedad laboral que alcanza a más del 50% de la plantilla. Plantilla por
otra parte escasa e insuficiente para cumplir con lo que las cabezas pensantes
de este Ayuntamiento veguero quieren de ellos. Son policías no personajes de
serie, son personas no robots. Y lo peor es que muchos pretenden descargar la
culpa sobre quienes no la tienen, la
Policía Local, y no sobre los que deben, los políticos que gobiernan.
En
cuanto a la Guardia Civil, las órdenes que reciben emanan de sus jefes,
inmediatos y lejanos, quienes a su vez las reciben del Gobierno y de las Delegaciones
respectivas.
La
colaboración que presta la Guardia Civil de San Mateo al Municipio es inmensa,
incalculable y generosa, pese a no contar con los medios ni los hombres
necesarios para que sea más efectiva, rápida y segura. De eso no tienen culpa
los agentes, ni los jefes inmediatos, ni tan siquiera los lejanos, son los
políticos los que deben suministrar todo cuanto necesiten las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad del Estado, donde quiera que estén, para esa importantísima misión
que consagra la Constitución, y que no es otra que la protección ciudadana y
mantener la paz y la seguridad de todos, hombres y mujeres, ancianos y niños.
Un
alcalde es un cargo público que se encuentra al frente, en nuestro caso, de un
municipio, de un pueblo. Su figura está más que regulada con un amplio abanico
de leyes y normas que afectan no solo a sus competencias y a sus
responsabilidades sino también a la
forma en que es elegido por sus vecinos.
Cuando
la Policía Local realiza funciones en materia de Seguridad debe realizarla en
colaboración con las fuerzas policiales del Estado (Guardia Civil, Policía
Nacional) y en aquellas actuaciones de prevención, para evitar la comisión de
actos delictivos, también. Son estos cuerpos policiales, la piedra filosofal
del sistema de seguridad de cualquier parte del territorio nacional y San Mateo
no puede ser menos. Lo que no se puede hacer, y no se debe hacer, es frenar el
crecimiento de las plantillas de policía local y su rejuvenecimiento, porque
también se enferman, se jubilan y cogen vacaciones. No se debe cargar a los
pocos efectivos que les queda de un trabajo extra, sábados, festivos o
domingos, a costa de sacrificar la labor que deben desempeñar durante la semana,
y después cuando algo sale mal sean estos efectivos, que trabajan en una
precariedad absoluta, a los que pongan a los pies de los caballos mientras el
responsable político busca la manera de silenciar el escándalo que empaña su
imagen. No cae de recibo porque no solo se corta la colaboración con las
Fuerzas y Cuerpo de Seguridad del Estado sino que se mengua la eficacia de los
dispositivos consagrados para combatir la delincuencia en todos sus niveles y
géneros
Mantener
bares abiertos hasta altas horas de la noche sin contar con vigilancia policial
permanente en sus inmediaciones hasta el cierre, se nos antoja un tanto
temerario.
¿Cómo
es que los demás estaban cerrados y este solo quedara abierto?
¿Es
que el horario de cierre es para unos si y para otros no?
Esas
preguntas se las hacen los que vivimos en el casco de La Vega de San Mateo. Aún no tenemos, ni encontramos respuestas,
pese a que ese "atentado contra la paz ciudadana" como así lo defino,
porque lo es, pudo haber acabado con una tragedia de mayores consecuencias
habida cuenta del medio empleado en la agresión (cuchillo), la violencia desatada
después, la tardía respuesta de la Guardia Civil, por lo comentado en este
artículo y por encontrarse en otro municipio, Valsequillo realizando otra labor
policial dentro de sus competencias y órdenes, y la falta de Policía local.
Algunos tuvieron que poner en aviso a la Policía Local de Santa Brígida ante la
falta de fuerza policial en el pueblo. Todo un maremágnum de coincidencias que
pudo haber costado vidas humanas inocentes por la inacción administrativa de un
Consistorio que ya puede ponerse las pilas y manos a la obra para devolver la
paz, el sosiego, la tranquilidad necesaria y la seguridad a una ciudadanía que
no sale de su asombro, porque una situación como esta, que yo recuerde y
recuerden los vegueros y vegueras, no se ha vivido en el Municipio nunca... no
hace falta recordarla pero su balance da que pensar, y mucho que reflexionar, cuatro heridos con arma
blanca, tres fueron hospitalizados, uno queda aún en el hospital, el agresor.
En
el pueblo un episodio que ha marcado el municipio además del asombro, el miedo
y la alarma social creada, prueba de ello lo que se oye ... "Ya no se
puede ni salir a la calle" esto en un pueblo de poco más de 7.000
habitantes dice mucho de la gravedad de los sucedido.
Así
que Don Antonio, póngase manos a la obra y devuelva la confianza a los
ciudadanos, una confianza maltrecha por un episodio violento que marcará la
historia de este municipio. Usted no puede estar ajeno a su responsabilidad
como alcalde.
No
está de más decir que en este caso "cada maestrillo con su librillo"
y que "cada palo aguante su vela" en este episodio de violencia se
deben depurar responsabilidades, la justicia ya está en marcha, la policía
investiga, y nosotros nos preguntamos:
¿Y usted què piensa hacer para que esto no vuelva a suceder? .
VEGUEROS
S.M.