miércoles, 17 de julio de 2019

CADA MAESTRILLO CON SU LIBRILLO Y QUE CADA PALO AGUANTE SU VELA

CADA MAESTRILLO CON SU LIBRILLO Y QUE CADA PALO AGUANTE SU VELA


Por: Jesús Padilla

Mucho se está hablando, y mucho se está escribiendo, sobre lo ocurrido el pasado domingo, ya a las puertas del lunes, en nuestra Vega de San Mateo dónde, en los que algunos medios han querido definir como una "reyerta multitudinaria" y otros más comedidos como un suceso callejero, la paz y la seguridad del pueblo se vio violentada por unos hechos execrables protagonizados por un "marroquí" que cuchillo en mano repartió puñaladas a diestro y siniestro, los motivos reales que le condujo a tal acción están aún por determinar porque la investigación sigue abierta.
Yo, que suelo mojarme en mis opiniones, diría que, antes de abrir el motivo principal de este largo pero necesario artículo de opinión, que ha sido un "grave atentando contra la paz ciudadana".
Las responsabilidad de este "grave atentado" que ha causado indignación en todo el municipio y ha puesto a colación las deficiencias de las que, en materia de seguridad ciudadana, adolece San Mateo y pone en la picota la paupérrima gestión que ejerce el Gobierno Municipal en tal vital disciplina al ser incapaz de afrontar con garantías, amparándose en la suerte, hasta ahora, los multitudinarios eventos que realiza domingo tras domingo, es sin lugar a ningún género de dudas de la primera Autoridad municipal.
Pero este punto, como otros tantos, pueden ser objeto de otros artículos de opinión, porque  "la cosa" tiene "tela" y "tela marinera".
Pero entremos en materia.
Cuando un municipio, cuando un pueblo o ciudad están libres de riesgos, en términos muy generalizados, la calidad de vida y su estado de bienestar se percibe en toda la ciudadanía porque todos disfrutamos de esa ausencia de riesgo, de esa seguridad. Cuando a sensu contrario esto no ocurre, el efecto actúa como una apisonadora en el ciudadano. Miedo, inseguridad, desprotección e indefensión se apoderan de su pensamiento y culminan en una "alarma social" fundada por los hechos y agrandada por la gravedad de los mismos.
De por sí la gestión, las actuaciones que se puedan tomar para poder evaluar un riesgo y hacerle frente, ponen de manifiesto que para ello es importante una planificación de la seguridad acorde con los tiempos. Una seguridad que sea "dinámica" y no "estática", adelantada a los hechos y no a golpe de mata, rigurosa en sus análisis y sin escamotear nada, porque todo es importante en materia de seguridad, hasta las cosas más insignificantes y los hechos más aislados.
No vale un Plan de Seguridad para un determinado acto si este no es renovado evento tras evento porque cada Plan de Seguridad está diseñado para un motivo y para un tiempo pero no se puede hacer válido para todos porque las situaciones cambian, los eventos, pese a que digan que son los mismos, también cambian, por eso la seguridad debe ser "dinámica" y no "estática".
Los riesgos se pueden aceptar porque forman parte de la sociedad actual. Pero también es una obligación prevenirlos y gestionarlos de forma adecuada para mitigarlos en la medida en que se puedan presentar.
El Estado  es el responsable de la Seguridad Ciudadana y es quien articula todas la medidas y medios para que esa seguridad Ciudadana sea efectiva. Dentro de esas articulaciones, de esos medios, están los de la propia ciudadanía que está obligada a colaborar así como todas aquellas organizaciones que por su estructura, privada o pública, como son los propios Ayuntamientos, se ven en la obligación de hacerlo.
Los Ayuntamientos cuyos gobernantes son elegidos por esa ciudadanía para, entre otros cometidos, sean protegidos, se les asegure la convivencia pacífica en vías y espacios públicos y se evite que se puedan cometer delitos y faltas contra las personas y sus bienes deben ser los primeros en actuar para garantizar la paz y la concordia en sus municipios o ciudades.
El Alcalde de un municipio, no es una figura decorativa que cobra de nuestros impuestos. El Alcalde de un municipio tiene, como prioridad absoluta, para proteger a sus ciudadanos, que tomar cuantas medidas crea convenientes para salvaguardar ese principio de "seguridad y libertad"  y que este se lleve a cabo con total garantía Institucional y Constitucional.
No caben disculpas, ni excusas, ante la desidia, el abandono, el pasotismo o el conformismo, o la inacción para acometer las tareas que no sólo le obliga el cargo sino le exige la propia ciudadanía.
La seguridad de los habitantes de este municipio no debe ser un asunto baladí por intereses políticos o empresariales. Se debe ajustar el derecho que tiene este de ser protegido muy por encima de esos intereses, lo contrario solo puede generar más violencia y más delito, y lo peor de todo, que cada uno se tome la justicia por su mano, complicando así, aún más, una situación que debe estar bajo el control del máximo responsable del municipio, en todo momento, no solo en los eventos. El orden público y la seguridad pública, no son solamente una prioridad, sino una necesidad.
La Constitución encomienda la Seguridad Ciudadana a la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional, Guardia Civil) pero el término de Seguridad Ciudadana, ese que hace que el ciudadano se sienta seguro y protegido, y el de Orden Público que permite esa tranquilidad de que sus derechos y libertades están a salvo, corresponde a la clase política que gobierna en el país y en los diferentes territorios, no solo al Estado, sino compete también a los alcaldes en el ámbito de sus competencias.
La propia ley establece en su artículo 2, en los "ámbitos de aplicación", que sus disposiciones son aplicables en todo el territorio nacional, "sin perjuicio de las competencias" adquiridas por las comunidades autónomas, de sus estatutos de autonomía y de la legislación en materia de seguridad pública. Su objeto, el de la Seguridad Ciudadana, establece el artículo 1 de la ley, es un requisito indispensable para el pleno ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas, estableciéndola como (sic) un bien jurídico de carácter colectivo.
Va incluso más allá en su punto dos, la regulación (diversificada y plural) de las actuaciones que se hagan sean de la naturaleza que sean, están orientadas a la (sic) "tutela de la seguridad ciudadana, mediante la protección de personas y bienes y el mantenimiento de la tranquilidad de los ciudadanos".
Pero hay una cuestión que entra en el meollo del asunto, que produce un intercambio de algo por algo, eso que se diría en lectura jurídica "quid pro quo" y lo hace para dejar claro que los alcaldes tienen también su parte de responsabilidad en la Seguridad Ciudadana y dentro de sus competencias : (Sic) "Quedan fuera del ámbito de aplicación de esta Ley las prescripciones que tienen por objeto velar por el buen orden de los espectáculos y la protección de las personas y bienes a través de una acción administrativa ordinaria, aun cuando la misma pueda conllevar la intervención de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, siempre que ésta se conciba como elemento integrante del sistema preventivo habitual del control del espectáculo".
Así puedo afirmar que los alcaldes, dentro de sus competencias, podrán imponer sanciones, adoptar las medidas que prevé la ley siempre que estas se cometan en espacios públicos municipales o tengan competencias para ello de acuerdo, eso sí con la legislación específica en cada caso. Para ello las Ordenanzas Municipales deberán recoger, e introducir, cuantas especificaciones se requiera, así como las sanciones y su graduación que estén tipificadas en la ley.
Pero quizás la herramienta más importante, el elemento disuasorio más valioso con el que cuenta un ayuntamiento es su policía local, en el caso de La Vega de San Mateo, la fortuna de tener también a la Guardia Civil.
¿Pero de qué sirve esto si en el caso de la policía local la falta de efectivos y medios materiales es palmaria y la Guardia Civil tiene a su cargo un amplio y complicado territorio que abarca tres municipios?
Los primeros no están porque no pueden hacer frente a horarios dominicales, fiestas, tráfico urbano y demás encomiendas del Ayuntamiento. Con una precariedad laboral que alcanza a más del 50% de la plantilla. Plantilla por otra parte escasa e insuficiente para cumplir con lo que las cabezas pensantes de este Ayuntamiento veguero quieren de ellos. Son policías no personajes de serie, son personas no robots. Y lo peor es que muchos pretenden descargar la culpa sobre quienes  no la tienen, la Policía Local, y no sobre los que deben, los políticos que gobiernan.
En cuanto a la Guardia Civil, las órdenes que reciben emanan de sus jefes, inmediatos y lejanos, quienes a su vez las reciben del Gobierno y de las Delegaciones respectivas.
La colaboración que presta la Guardia Civil de San Mateo al Municipio es inmensa, incalculable y generosa, pese a no contar con los medios ni los hombres necesarios para que sea más efectiva, rápida y segura. De eso no tienen culpa los agentes, ni los jefes inmediatos, ni tan siquiera los lejanos, son los políticos los que deben suministrar todo cuanto necesiten las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, donde quiera que estén, para esa importantísima misión que consagra la Constitución, y que no es otra que la protección ciudadana y mantener la paz y la seguridad de todos, hombres y mujeres, ancianos y niños.
Un alcalde es un cargo público que se encuentra al frente, en nuestro caso, de un municipio, de un pueblo. Su figura está más que regulada con un amplio abanico de leyes y normas que afectan no solo a sus competencias y a sus responsabilidades sino también  a la forma en que es elegido por sus vecinos. 
Cuando la Policía Local realiza funciones en materia de Seguridad debe realizarla en colaboración con las fuerzas policiales del Estado (Guardia Civil, Policía Nacional) y en aquellas actuaciones de prevención, para evitar la comisión de actos delictivos, también. Son estos cuerpos policiales, la piedra filosofal del sistema de seguridad de cualquier parte del territorio nacional y San Mateo no puede ser menos. Lo que no se puede hacer, y no se debe hacer, es frenar el crecimiento de las plantillas de policía local y su rejuvenecimiento, porque también se enferman, se jubilan y cogen vacaciones. No se debe cargar a los pocos efectivos que les queda de un trabajo extra, sábados, festivos o domingos, a costa de sacrificar la labor que deben desempeñar durante la semana, y después cuando algo sale mal sean estos efectivos, que trabajan en una precariedad absoluta, a los que pongan a los pies de los caballos mientras el responsable político busca la manera de silenciar el escándalo que empaña su imagen. No cae de recibo porque no solo se corta la colaboración con las Fuerzas y Cuerpo de Seguridad del Estado sino que se mengua la eficacia de los dispositivos consagrados para combatir la delincuencia en todos sus niveles y géneros
Mantener bares abiertos hasta altas horas de la noche sin contar con vigilancia policial permanente en sus inmediaciones hasta el cierre, se nos antoja un tanto temerario.
¿Cómo es que los demás estaban cerrados y este solo quedara abierto? 
¿Es que el horario de cierre es para unos si y para otros no?
Esas preguntas se las hacen los que vivimos en el casco de La Vega de San Mateo.  Aún no tenemos, ni encontramos respuestas, pese a que ese "atentado contra la paz ciudadana" como así lo defino, porque lo es, pudo haber acabado con una tragedia de mayores consecuencias habida cuenta del medio empleado en la agresión (cuchillo), la violencia desatada después, la tardía respuesta de la Guardia Civil, por lo comentado en este artículo y por encontrarse en otro municipio, Valsequillo realizando otra labor policial dentro de sus competencias y órdenes, y la falta de Policía local. Algunos tuvieron que poner en aviso a la Policía Local de Santa Brígida ante la falta de fuerza policial en el pueblo. Todo un maremágnum de coincidencias que pudo haber costado vidas humanas inocentes por la inacción administrativa de un Consistorio que ya puede ponerse las pilas y manos a la obra para devolver la paz, el sosiego, la tranquilidad necesaria y la seguridad a una ciudadanía que no sale de su asombro, porque una situación como esta, que yo recuerde y recuerden los vegueros y vegueras, no se ha vivido en el Municipio nunca... no hace falta recordarla pero su balance da que pensar, y mucho que reflexionar, cuatro heridos con arma blanca, tres fueron hospitalizados, uno queda aún en el hospital, el agresor.
En el pueblo un episodio que ha marcado el municipio además del asombro, el miedo y la alarma social creada, prueba de ello lo que se oye ... "Ya no se puede ni salir a la calle" esto en un pueblo de poco más de 7.000 habitantes dice mucho de la gravedad de los sucedido.
Así que Don Antonio, póngase manos a la obra y devuelva la confianza a los ciudadanos, una confianza maltrecha por un episodio violento que marcará la historia de este municipio. Usted no puede estar ajeno a su responsabilidad como alcalde.
No está de más decir que en este caso "cada maestrillo con su librillo" y que "cada palo aguante su vela" en este episodio de violencia se deben depurar responsabilidades, la justicia ya está en marcha, la policía investiga, y nosotros nos preguntamos:
¿Y usted què piensa hacer para que esto no vuelva a suceder? .
VEGUEROS S.M.

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