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viernes, 2 de agosto de 2019

LA "METIDA CON CALZADOR", INTENTO FALLIDO.-


La "metida con calzador", intento fallido

Por : Jesús Padilla


¿Quién no ha escuchado alguna vez la expresión "me la metieron con calzador"?
Una expresión muy coloquial que lejos de ruborizar a quien la emplea más bien sonroja a quien la recibe si le queda algo de vergüenza. Eso sí, siempre usada en los término adecuados.
No fueron los buenos zapateros los que introdujeron tal herramienta sino aquellos que no eran capaces de hacer un calzado a la medida del pie. Herramienta que data del siglo XV y que hizo que introducir el pie en el calzado con el borde de un cinturón, o un trozo de cuero, quedara en el olvido y con ello los buenos zapateros y los excelentes materiales con los que se construían para tan delicada función.
En La Vega de San Mateo la Teniente de Alcalde Davinia Falcón (AVESAM) intentó sin éxito colar a la oposición dos puntos del orden del día, en el pasado Pleno Municipal celebrado en la Sala de Plenos del municipio, sin las correspondientes y obligatorias Comisiones Informativas como así lo denuncia la representante del Partido Político Alternativa por San Mateo-Nueva Canarias. 
Esta viene a ser una de las tantas "irregularidades" detectadas en la gestión municipal en estos años de Gobierno, y no porque lo diga yo precisamente, o sea baladí mi afirmación, sino porque es del dominio público en general y de los partidos políticos en la oposición actual y pasada en particular.
El artículo 82 de Real Decreto 2568/1986, de 28 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Entidades Locales, vigente desde Diciembre de 1986 establece en su punto 2 que (sic) "En el orden del día sólo pueden incluirse los asuntos que hayan sido previamente dictaminados, informados o sometidos a consulta de la Comisión Informativa que corresponda." Y punto.
Pues bien, hasta ahora todo era borborigmo político que producía ciertas bufas y que hacía pensar que algo no estaba bien en el Ayuntamiento, que más bien parece un fortín que la casa de todos los vegueros y vegueras y que para algunos y algunas más que casa es su residencia habitual pese a no pagar alquiler por ello, ahora todo ese ruido intestinal parece escucharse más claro, lo que plantea la posibilidad de que algo no está funcionando como debe de funcionar dentro de la legalidad más absoluta y para colmo los problemas se amontonan.
Me dicen que ese saltuario de incidencias, a las que ya se encargaran de quitarle hierro los de siempre, más bien parece la vedija de las bailarinas, se ven pero no se tocan, o por lo menos los que han querido hacerlo se han encontrado con toda clase de impedimentos para llegar al origen de los mismos.
Uno de ellos, diría que el problemón, viene a cuento de la obra del mega aparcamiento de lo que fue la Plaza del Pueblo. El ungüento de la Magdalena para Antonio Ortega. Para algunos la zampoña con la que tiene adormilados a todos los vegueros y vegueras en un cortejo y séquito con prórroga de cuatro años, acerbo y agrio para otros, quizás con más pudicia.
La susodicha obra, producto de causa inconcusa de quien "la metió con calzador" en una monomanía sin precedentes en esta Vega de San Mateo, es una incógnita aún por resolver, porque esos resultados inciertos cuando todo esté acabado merecen una amplia explicación ya que hacer se puede hacer (la obra) pero otra cosa es que después de hecha, y está por ver cuando, no se pueda mantener ya que este tipo de instalaciones generan unos gastos que no sabemos si podrán ser asumidos por el Ayuntamiento y a que precio.
También quieren "meter con calzador", el que los vegueros y vegueras se verán ampliamente recompensados teniendo la posibilidad de comprar plazas a precios de saldo o alquilarlas a módicos precios de 20 euros. Perdonen ustedes que no me ría, pero es que el asunto es muy serio para tomármelo con jovialidad.
Comprarlas supone para quien lo haga, en concesión por periodo determinado, hacerse cargo del pago, como socio, o usufructuario, de todas aquellas derramas y sobrecostes que el propio alquiler o uso de pago no pueda solventar y que, lógicamente, genera este tipo de instalaciones (mantenimientos  y reparación de ascensores, agua, luz, personal etc., etc.,) y a los que sean de alquiler pues como todo alquiler, con contrato, se les fijará una cuota mínima con fianza y un alquiler con sus subidas de IPC, y si son con la otra fórmula posible, como abonados, pues las cuotas (de abonado) que se establezcan y que no difieren mucho de las que hay en otros establecimientos de estas características, pero que ni 20, ni cuarenta, probablemente  de 60 hacia arriba. Eso sin contar si habrán plazas de rotación y en qué cantidad se van a establecer. Toda una incógnita que nadie aclara pero que hay que tener en cuenta, porque prometer hasta meter, una vez metido, nada de lo prometido. Por eso los que prometen y prometen, hacen y deshacen sin contar con nadie, suelen usar el calzador como herramienta de urgencia, rápida y efectiva para lo que se atasca.
De momento la obra del aparcamiento está prorrogada un año más hasta julio de 2020. Los vegueros y vegueras tendrán que aguantar, no solo los inconvenientes del retraso, sino los perjuicios que este está causando, y cause en lo sucesivo, al tejido empresarial del pueblo.
Todo esto se produce porque las cosas no se han hecho bien, o a saber que otros condicionantes obligan a modificar nuevamente un proyecto que se eterniza en el tiempo, que adolece de transparencia y presenta puntos oscuros, en esta nueva prórroga a la que se le vuelve a inyectar dinero público en cantidades importantes.
Me pregunto, con ánimo de ser fisgón, porque hablo de lo público no de lo privado,  ¿Cómo se puede modificar un proyecto que salió a licitación para ahora volver a modificarlo con obra nueva?  Una modificación, la que se pretende realizar, adjudicando más dinero ¿Si no estaba en el proyecto inicial, como se otorga ahora sin dar publicidad al cambio para que puedan acudir otras empresas?
Sinceramente, no encaja. Como me decían algunas fuentes a las que he consultado, y coincidían, "es todo muy turbio", yo diría que más que "turbio" puede ser un pretexto enmascarado con el que se pretende encubrir el motivo real y verdadero de esa prórroga.
Las prórrogas son para acabar lo que se había empezado y por motivos diversos, ajenos al contratista, y que no se haya podido realizar, pero no para añadir más obra a la obra, valga la redundancia, e inyectar más dinero para liquidar lo supuestamente liquidado.
Veremos en qué queda todo este munífico trato de prórrogas que cambia el semblante de la oposición en un gesto de disconformidad con lo que sucede.
La otra intentona de "metida con calzador", a la que me refería al inicio de este artículo de opinión, surgió en el pasado pleno celebrado esta misma semana en el Ayuntamiento de Vega de San Mateo.
El partido político de Alternativa por San Mateo con su cabeza visible, la Concejala Isabel Peñate, abandona el Pleno Municipal ante las presuntas irregularidades que pretendía  la sagaz Teniente de alcalde que, con calzador, quiso introducir, sin más explicaciones, dos puntos en el orden del día sin contar con la obligada y preceptiva Comisión Informativa.
Para estos dos punto que se intentaron "colar" y "meter con calzador" en su día se convocaron las Comisiones de Pleno, pero solo con dos puntos. Hasta ahí todo correcto, pero cuando llega el momento de exponer los puntos del Orden del Día en el Salón de Plenos la oposición se encuentra que el pleno traía cuatro puntos. Había parido dos en un parto sin urgencias pero con prisas.
Pretendió el sabiondo, o la sabionda de turno que utilizar el calzador podría ser la solución.
¿Pero la solución para qué? 
¿Qué contenido tienen esos dos puntos para tener que usar tan singular herramienta?
Podrían haberlo llevado por la vía de urgencia si lo hubiesen argumentado adecuadamente, y siempre que el expediente no estuviese terminado, pero no era precisamente el caso para el uso legal y correcto de esta vía, la de urgencia.
Tal conducta es una irregularidad que puede ser considerada fraude de ley y por ende nulo de pleno derecho como así, y correctamente, lo interpreta Isabel Peñate de Alternativa por San Mateo y que siguiendo su estela puedo afirmar no se aleja un ápice de ser acertado lo que dice.
Fraude de ley porque el reglamento es claro.
Primero porque la relación de asuntos incluidos en el escrito de convocatoria del Pleno, que no enerva la facultad del Alcalde o Presidente para determinar los puntos del Orden del día, le permiten a este excluir alguno de ellos si bien la exclusión de los asuntos propuestos deberá ser motivada con todo lujo de detalles.
En este caso concreto no se quitan puntos, todo lo contrario, se añaden, y además se emplea el calzador para embutirlos con alevosía premeditada en una clara deslealtad hacia quienes representan la otra parte que no votó a Antonio Ortega y a los intereses de más de medio pueblo.
Un acto irreverente que pretende dar una legalidad a algo que puede ser ilegal e inadmisible.
Alternativa pidió a la ejecutante de este necio proceder, que dejaran sobre la mesa el expediente, negándose a ello, lo que resulta aún más sospechoso pues no solo se utiliza el calzador sino además la ocultación de lo que se pretendía introducir por la fuerza del engaño. 
"Nosotros no podemos participar de estas irregularidades y decidimos ausentarnos".
Esta lacónica y acertada decisión de Isabel Peñate da una idea de que este lóbrego asunto va más allá de ser un mero despiste, me atrevería a decir que lejos de ser una simple pifia podría acercarse a un inequívoco, poco ambiguo y escabroso asunto. De hecho Alternativa por San Mateo emprenderá las acciones legales pertinentes y oportunas que sean necesarias en defensa de sus propios intereses y el de todos los vegueros y vegueras que representan, lo que abunda más en lo que digo y sostengo en el titular de este artículo de opinión " un intento fallido de "metida con calzador".
Está claro que  son los espurios intereses que han permitido esta tunantada adornada con el subterfugio de no querer enseñar lo que se pretendía embutir con el calzador.
Una burda maniobra, disfrazada de artificio, en un intento fallido de "meterla con calzador"
Pues esa "metida con calzador" una iba dirigida a las clases más desfavorecidas ya que era ni más ni menos que la subida del agua de abasto. Una decisión que tenía un informe desde el mes de abril pero que no interesó a Don Antonio Ortega que se sacara a la luz porque estaban las elecciones por medio. Una decisión que solo compete al Sr. Alcalde y su Grupo de Gobierno que no se ven obligados a la subida aunque traten de justificarlo con el IPC.
La otra "metida con calzador" era la de cambiar la financiación del Plan de Cooperación con la Mancomunidad del Cabildo destinado al Mercado de 400.000 euros para alumbrado, porque, al parecer, no les daba tiempo de justificarlo ya que la obra no se ha terminado y podrían perderlo. No se puede ser más inepto y poco previsor y eficiente, con lo que ganan, y hablando administrativamente.
Descubierto el motivo del engaño habría que saber que espurios asuntos son los que obligan a una edil municipal prestarse a tan sucio juego intentando "introducir con calzador" dos medidas que, en contra de lo que dice la ley, debió someterse a esa Comisión Informativa.
El buen calzado de piel mansa no necesita semejante artilugio porque lo único que se consigue es romper la nobleza del material con el que está hecho el calzado. Una buena horma es lo ideal para mantener la forma e impedir "la metida con calzador".
VEGUEROS S.M.

domingo, 19 de mayo de 2019

LAS CUENTAS DE LA VIEJA.-


LAS CUENTAS DE LA VIEJA


Por : Jesús Padilla


Como muchos saben, ciudad y municipio son dos términos de uso frecuente, sobre todo cuando se hace referencia a divisiones territoriales. Tanto unos como otros tienen características propias que los diferencian. 
Una ciudad es una comunidad que posee cierta cantidad de habitantes, normalmente mayor que los pueblos, además de tener una infraestructura, tanto comercial como industrial amplia, con centros educativos, empresas y oficinas  bancarias diseminados por todo su territorio mucho mayor que la de los pueblos. Pero, principalmente, se caracteriza porque las actividades que en ella se realizan no están relacionadas ni con la agricultura ni con la ganadería; es decir con ninguna de las actividades que si se hacen en las zonas rurales y por ende en sus pueblos.
La ciudad tiene una gran densidad de población, una gran presencia de viviendas múltiples, de edificios que albergan o pueden albergar a esa gran población. Las infraestructuras en medios de transportes, sus avenidas, sus calles y hasta sus barrios son especialmente concebidos y diseñados para cada ciudad.
En la Vega de San Mateo son muchas las preguntas que nos hacemos los que vivimos en este municipio, en nuestro pueblo, y que están relacionadas, casi todas ellas, con el incremento dotacional, diría que desmesurado, de edificaciones públicas, que podrían tener una justificación puntual pero que si lo analizamos detenidamente pueden tener unas consecuencia catastróficas, con unos resultados inesperados y a la vez sorpresivos. Y la sorpresa, generalmente cuando hablamos de gestión pública, no suele ser precisamente halagüeña.
Está bien aprovecharse del dinero que vienen de las administraciones de las que somos administrados para llevar a cabo planes que favorezcan el desarrollo sostenible de un municipio, pero no está de más ver y analizar las consecuencias que arrastra, o puede arrastrar ese "aprovecharse".
Me voy a centrar en el caso de la Vega de San Mateo, el de emplear ese dinero en instalaciones públicas faraónicas, e innecesarias, que si bien pudieran paliar un problema puntual, o una deficiencia en un determinado momento, estas se puedan convertir en un problema de mayor envergadura que afectaría no solo al presupuesto municipal sino además al bolsillo de los contribuyentes de ese municipio.
Las instalaciones hay que mantenerlas ya que por si solas no se sustentan. Necesitan personal de mantenimiento que realicen labores de limpieza, electricidad, fontanería e inspección. Asimismo esas instalaciones tienen que tener una rentabilidad que les permita hacer frente a determinados gastos como son lo de electricidad, agua y nóminas de los empleados que requiera, así como aquellos elementos necesarios, cada cierto tiempo, para mantener y sostener la instalación en condiciones de uso, como puede ser el pintado de interiores y exteriores, el cambio de lámparas o elementos de fontanería, pólizas de seguro etc.,. Toda un listado de gastos que son "ineludibles" para la propia subsistencia de la instalación.
Es una temeridad hacer creer a la gente que estas obras van a hacer próspero un municipio cuando es palmario y notorio que no es así pues el presupuesto municipal es el que es y va en consonancia con el número de habitantes y con los impuestos que se recaudan.
No se pueden disminuir los impuestos si aumenta la infraestructura, no se puede aumentar el presupuesto sin aumentar los impuestos.
El dinero público es directamente proporcional al ingreso, e inversamente proporcional al número de construcciones. Tanto aportas, tanto tienes.
Cuando el aumento de la construcción de edificaciones públicas es mayor, provoca, irremediablemente, un descenso del dinero de las arcas públicas que pueden llevar a la institución, ayuntamiento, en el caso de la Vega de San Mateo, a la bancarrota o como mal menor a un detrimento sistemático de otras prestaciones importantes y básicas e ineludibles. 
Todo en un municipio es proporcional a lo que se haga. Si se aumenta la población, proporcionalmente se deben aumentar los servicios, si se aumentan los servicios, proporcionalmente se deben aumentar los gastos, si se aumentan los gastos, proporcionalmente se deben aumentar los presupuestos, si se aumentan los presupuestos, proporcionalmente a todo lo anterior se deben aumentar los impuestos, ello quiere decir implícitamente, sin reservas, que a mayor aumento de todo, mayor aumento de los problemas.
Don Antonio Ortega nuevamente pretende ofrecernos más infraestructuras, convencido que con ello el desarrollo del municipio sería imparable y que su gestión es insuperable. No pretende mejorar las existentes, ¡No!, pretende aumentar aún más la carga del gasto público.
Culpa a sus opositores, a los partidos de la oposición, de querer paralizar las obras, de que si salen elegidos pararán el crecimiento. Una memez y una estupidez pensar así de quienes tienen la obligación de fiscalizar todo lo que tenga que ver con el dinero público y con el ayuntamiento pues no es el cortijo privado de Don Antonio Ortega sino casa de todos los vegueros y vegueras.
Lo que no dice Don Antonio Ortega es que el riesgo de ese "crecimiento" no solo es perjudicial para el municipio sino que además puede suponer un evidente deterioro de la estabilidad presupuestaria y un endeudamiento solapado con unos dineros que provienen de fondos muy puntuales que hoy se tienen pero que mañana no. Esto recibe el nombre de "Crecimiento Insostenible".
Para que me entiendan, si una persona con un presupuesto basado en una nómina se saca un premio en la lotería y se compra una gran mansión, por la que tendrá que emplear un presupuesto elevado en mantenimiento, podrá disfrutar de ella mientras le dure el dinero extra del premio, el contento, cuando este se acabe tendrá que sostener el edificio con su sueldo y solo tendrá dos opciones, o vender la mansión y comprarse un piso, o alquilarla y con ese dinero mantenerla. 
Si un alcalde utiliza fondos extras como los del FEDECAN para construir edificios, antes, y no cuando se acabe el dinero, debe pensar los gastos que generan esos edificios y los ingresos de los que dispone para su mantenimiento, porque si no le quedan dos opciones, o los vende, si puede, acabando así con la función pública del mismo, o los alquila en concesión acabando, igualmente, con esa finalidad pública, ya que todos sus usuarios tendrán que aflojar de sus bolsillos para hacer uso de los mismos.
Pero lo más alarmante es que no habrá empresa que quiera hacerse cargo de una concesión que es deficitaria, o no proporciona los beneficios suficientes para que pueda ser rentable su adquisición. Al igual que el algodón no engaña, el principio de estabilidad entre ingresos y gastos tampoco.
Es una temeridad, una tremenda temeridad, continuar por la senda del gasto, de lo insostenible económicamente, porque tarde o temprano esto pasará una factura muy, muy alta, que sumirá a este municipio en una crisis sin parangón, si no en la ruina económica. 
Razón tienen los que les dicen que esa senda no es la correcta, pero el empecinamiento, la tozudez puede más que la sensatez y el sentido común.
Un puñado de votos, o arrasar como dice Don Antonio que va a hacer en las urnas, no merece que este municipio vea en peligro, no solo su futuro, sino el de generaciones enteras por ese puñado de votos que le den una mayoría para seguir con el disparate. Es absurdo y temerario.
El tiempo da y quita razones, prefiero que me la quite, eso querrá decir que estaba equivocado, pero mucho me temo que no será así, que a los sumo podré errar en el tiempo, pero no en el desenlace.
Las cuentas de la vieja no valen para la gestión de los dineros públicos y mucho menos para gobernar un municipio.
VEGUEROS S.M.


miércoles, 8 de mayo de 2019

LAS CHOLAS ROTAS DEL PESCADOR.-


LAS CHOLAS ROTAS DEL PESCADOR
 

Por: Jesús Padilla

Desde mi infancia, cuando jugueteaba por las calles de mi barrio, barrio de pescadores y de hombres de la mar, afortunados tiempos en que los niños podían hacerlo sin peligro, escuché a las madres de unos y otros, y a la mía propia, una expresión que jamás se me ha olvidado, ¡fulanito (Pedro, Jesús, Antonio etc.,.), ven p'a casa a comer o te doy un cholazo!.  Era una orden en primera persona que ninguno, por muy machote que se creyera desobedecía, y es que un cholazo de la época era sinónimo de estar jodido una temporada sin poder salir a la calle. Hoy en día, desaparecida la expresión, ya no tan arraigada, las cholas se han convertido en todo lo contrario pues ponerselas es el antónimo de quitarselas; quitarselas para darte un "zumbío".
Ponerse "la chola" es p'a ir a la playa, al monte, o "pasiar" por la calle, quitársela es hablar de cosas más serias.
De este especial calzado, la chola, se han sacado algunos aforismos utilizados frecuentemente en ciertas disciplinas como la jurisprudencia y la política. Son frases que sentencian determinados comportamientos y que se han transmitido a través de la historia. De todos los aforismos me voy a centrar en un adagio que causa furor en la sociedad de nuestras islas porque es además el que transmite un sentimiento muy arraigado de disciplina familiar "el cholazo".
Pero quizás de esta sociedad moderna que vivimos, algo desestructurada en lo familiar, y tremendamente desestructurada en lo económico, hay colectivos minoritarios que usan "la chola" para trabajar, uno de esos colectivos son los pescadores.
En La Vega de San Mateo, lejos de las zonas costeras, pese a que en un día no muy lejano los cocoteros formaron parte del paisaje urbano, se respira ya aire electoral y los candidatos y candidatas salen por las calles del pueblo y de los barrios en busca de los votos que le den en las urnas la mayoría suficiente para gobernar. Sus herramientas son el programa político, la presencia, el convencimiento y todo aquello que pueda servir para convencer a una sociedad cada vez más descorazonada, confundida e indecisa, sobre las idoneidades de los candidatos y candidatas, pero lo que es innegable que, como buenos pescadores de votos y votantes, "la chola" no puede faltar para recorrer tan insufrible camino.
Hace ya ocho años llegó, con "las cholas" destrozadas de andar barrios y recorrer calles, ofreciendo a los electores sus promesas electorales, Don Antonio Ortega que encabezaba la Asociación Vecinal San Mateo (AVESAM). Mucho ha llovido, y muchas cosas han pasado, desde aquel glorioso día en el que desde el balcón del ayuntamiento saludaba eufóricamente a todos los vegueros y vegueras. Esa mayoría que volvería a repetir cuatro años después.
Antonio Ortega, si mal no recuerdo, y en las hemerotecas está recogido, prometió desde una embotelladora que daría trabajo a cientos de vegueros hasta un teleférico que partiría de un restaurante con terraza giratoria desde Montaña Cabreja hasta el centro del casco. Todo un alarde de ingeniería que colocaría a San Mateo en el panorama turístico internacional, amén de otras concesiones como el "queso de cuajo de baifo", la "ruta de los molinos", el museo "Cho Zacarías", el hipódromo, y un largo etcétera que llenaba de ilusión a tantos y tantos vegueros convencidos con un cambio.
Lo que no dijo nunca el pescador de votos fue que las redes tendidas en la calma veguera eran de un tamiz tan estrecho que no dejaría pasar sino aquello que, desgraciadamente, quisiera el pescador, que es al fin y al cabo el que echa las redes.
De esos grandes proyectos, se gastó medio millón de euros en adquirir el museo Cho Zacarías, convertido en la actualidad en un vertedero a punto de ser un montón de escombros por el terrible abandono al que está sometido. Medio millón de euros por lo que puede ser un solar improductivo que no valdría más de 200.000 cuando tengan que gastarse otros 100.000 en sacar los escombros de los que supuestamente iba a ser la joya del casco de San Mateo.
Tampoco dijo que esa embotelladora, que crearía 400 puestos de trabajo, no era sino el caramelo apropiado para endulzar la boca de todos aquellos que castigados por la crisis y el paro se veían esperanzados en una promesa electoral que nadie cogió con pinzas, todo lo contrario, todos la acogieron con los brazos abiertos. Un engaño que tras ocho años de legislatura queda consumado. No darse cuenta de esto después de ocho años sin rastro ni de una mísera botella de agua es fingir engañosamente que hacemos el tonto o simplemente dejamos que ese pescador de red con tamiz estrecho nos atonte nuevamente y nos volvamos a convertir en los tontos de este pueblo.
Pero dejando atrás esas promesas incumplidas, y que todos conocemos, no cae de recibo que fuera de todo ese programa electoral, donde las promesas son el martillo pilón de la incompetencia política hecha realidad, no se dijera a los vegueros y vegueras que nuestro pueblo se iba a convertir en lo que nadie deseaba, ni desea, y que iba a tomar un rumbo de despropósitos que acabarían dejándolo en la situación actual, sin cobertura socio sanitaria adecuada, sin políticas sociales para mujeres, niños, mayores y enfermos o con movilidad reducida, aceras tercermundistas, limpieza viaria deficiente, donde las calles se han convertido en vertederos por una recogida de residuos sólidos ineficaz y deficitaria, y las alcantarillas rezuman, por los continuos atascos, olores inmundos que penetran en las viviendas siendo un criadero de cucarachas y ratas que los vecinos tienen que combatir con dinero de sus bolsillos cuando es una obligación municipal hacerlo. Aceras y calles asquerosamente sucias, olvidadas de la mano de Dios, obras interminables, millonarias, algunas inasumibles económicamente que se han quedado en la estacada, como la del Mercado Municipal, ese motor económico que nunca llegué a pensar que pudiera caer bajo la picota de las máquinas sin que nadie de este pueblo, quizás atontados dentro de las redes de tamiz fino, abriera la boca para decir ¡NO SE TIRA!.
Es ahí cuando toma valor esa frase histórica de ¡¡Fuente Ovejuna, todos a una!! o la más moderna de ¡¡El pueblo unido jamás será vencido!! Pero ni lo uno ni lo otro, se tiró y punto.
Más parece la Vega de San Mateo un campo de prácticas de construcción que abarca desde caminos hormigonados gratuitamente hasta demoliciones, donde se ha cambiado el tono rojizo y volcánico de sus tierras para ser el gris opaco del cemento que inunda sin solución veredas, caminos y serventías. Todo un despropósito en un territorio ligado a la agricultura y la ganadería desde tiempos inmemoriales y ajeno, totalmente, a los avatares de las grandes ciudades donde la anarquía constructiva lo llena todo dejando el espacio natural al antojo de los  constructores que donde colocan mil ladrillos solo plantan un geranio. Afortunado geranio, diría yo.
Tanto dinero derrochado, tirado al cesto de la basura, tanto proyecto inútil que solo beneficia a quién beneficia, y caigo en la redundancia para no citar a nadie, mientras vemos cómo las personas caen de bruces en las aceras porque se encuentran en pésimas condiciones y las calles son un caos por falta de una regulación moderna de un pueblo que se deforma en una transformación de un querer y no poder, por ese ansia de llenar de gente unas calles que no soportan tanto desasosiego, ruido y desorden, con alcantarillados saturados, no de servilletas, ni residuos, ni grasas, sino de los años que hace que no se tocan, ni se amplían o se reforman.
La culpa de todo esto no la tienen los sufridos vegueros y vegueras que viven en esas calles, la culpa la tiene la inoperancia, la desidia, la pésima gestión de lo municipal y de lo público, ingredientes estos que sin estar en esa red de tupida malla del pescador de votos, está en el sentido común de las personas. Pero todo indica que ni eso está en valor en un pueblo adormecido que debe despertar.
Los vegueros y vegueras no queremos una ciudad, queremos nuestro pueblo tal y como es. No queremos sucedáneos que edulcoren una realidad que en este momento es amarga. No queremos bingos, ni salas de fiesta, ni prostíbulos, ni todo aquello que es propio de grandes y medianas ciudades y que pueden hacernos perder nuestra identidad porque si en una ciudad de miles de habitantes y cientos de barrios estas actividades producen desasosiego, inseguridad y delincuencia, imagínense que pueden producir en un pueblo de 7.500 habitantes, con  apenas una docena de barrios diseminados e incapaz de absorber, por falta de medios e infraestructuras, toda una marabunta de diferentes estratos sociales ajenos a la agricultura, la ganadería y la vida rural. Lo estamos viendo, y lo que vemos no nos gusta.
Dice Don Antonio Ortega que va a conseguir una nueva mayoría absoluta. Nadie le pone en duda su liderazgo para hacerlo, nadie le pone en duda los socios a los que se ha unido para sacar esa mayoría, Coalición Canaria-ATI (CC-Asociación Tinerfeña Independiente), Unidos por Gran Canaria, curioso que sea por Gran Canaria y para defender Gran Canaria, permítanme que lo dude, y Unidos por la Sacristía, esto último no es un partido político, pero debería inscribirse como tal, porque en esta elecciones hasta el cura párroco se une a la causa de Don Antonio Ortega, como él mismo ha afirmado en su discurso de presentación (¡¡Hasta el cura está aquí¡¡) cuando debería el señor cura mantenerse al margen, públicamente, de esas opciones políticas, porque la iglesia son todos los feligreses católicos, que los hay de diferentes ideologías políticas. ¿O va a resultar que según de qué partido te bautizo o no te bautizo, te doy la comunión o te excomulgo o te hago el funeral.?.
Queda toda una campaña por delante, hay tiempo de rectificar lo que en el pasado se ha hecho mal, existen otros partidos dispuestos a cambiar las cosas, recuperar todo este tiempo perdido y cerrar las heridas de un pueblo abierto en canal que no sabe a dónde va, o quizás no sabe a dónde le conducen, pero estoy plenamente convencido que quizás pueda demostrar esa madurez de la que siempre se ha caracterizado y diga al pescador que vino con "las cholas" rotas, a pescar votos con una red de tamiz pequeño, que prefieren a aquel que pesca votos con una red de huecos anchos que deje los valores de su gente, de su pueblo, su eterna idiosincrasia, en el lugar donde deben de estar y vuelva la normalidad de siempre, y el progreso sostenido en el tiempo, para que no perdamos nuestra verdadera identidad de pueblo rural, agricultor y ganadero.
No queremos más "cholazos", queremos salir a votar sin que nadie nos imponga el sentido de nuestro voto porque si en algo se caracteriza la democracia es porque lo que elegimos lo elegimos en libertad, y por ende, un voto no vale por un favor que me puedan hacer, un voto vale por el futuro que queramos tener y dejarlo en herencia a nuestros hijos.
Que no nos den más "cholazos", que bastantes hemos recibido en estos ocho años. D'ito sea Dios.
VEGUEROS S.M.

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