EL MASCARON EN LA PROA, EL TIMÒN EN LA POPA
Por: Jesús Padilla
Sale a la mar el galeón entre olas que lo zarandean de estribor a babor, no cesa el casco en su línea de crujía de castañear sus maderas apoyadas en el pantoque que sujeta la estructura del casco abrazado a la quilla. El impulso de las velas, a medio arriar por el estado del tiempo, le hace avanzar despacio, por la pesada carga que lleva, pero con seguridad entre las espumosas olas que, por momentos, acarician el casco despertando entre los tripulantes ese deseo de hacerse a la mar mientras el salitre salpica la cubierta, y el aroma de mar ayudado por el viento da ese aire de libertad al marino.
Comienza la aventura y pertrechado hasta la mayor, con las sentinas vacías aún y con una tripulación cargada de fuerza y ánimo, se abre camino entre las olas el mascarón de proa, inerte, inalterable, con la fuerza que le da su esbelta figura que decora la proa y se agarra al tajamar asegurando así todo un icono que rematando las perchas representa aquello que la vida en la mar conlleva; miedos, sufrimiento, infortunios, aventuras y también naufragios, el último capítulo que escribe un navío antes de hundirse en las profundidades.
Por otro lado, en el extremo opuesto al temporal, donde el navegar es más complicado, en la popa, la pala del timón, temblorosa pero firme, intenta entre embate y embate llevar el rumbo fijado de antemano. Será el timonel quien siguiendo las instrucciones del capitán corrija una y otra vez la pesada nave haciéndola navegar entre corte y corte en un mar que, por momentos embravecido, por momentos en calma, no da tregua. Está el vigía acomodado en la cofa de palo de la mayor y atento a las inclemencias, con su voz vigorosa indica al timonel una y otra vez, haciéndose ver, cómo puede, entre los aparejos ¡A estribor, a estribor!, ¡cambia rápido a babor! En un afán de eludir los peligros, vistos desde el puesto de vigía permanente.
Pronto el mar agitado calma su furia inicial y, el galeón, elegante se desliza plácidamente, la esbelta figura del mascarón de proa le da esa belleza y el timón suave tras la tormenta guía al capitán y al marino hacia el destino final.
A lo lejos se ven sombras, las gaviotas revolotean alrededor de las velas y el vigía alza firme su voz ¡¡ Tierraaa, tierraaa !!. Misión cumplida. Entra en puerto, arrían velas, los cabos y las maromas se abrazan al dique que ofrece el noray para que se apoyen, entre vítores y aplausos de la gente agolpada en la explanada, la marinería baja por la pendiente escala y pisa tierra, los mozos descargan las bodegas y el capitán, feliz en el puente, airea su pipa calando entre sus labios el sabor del tabaco que humeante se desliza entre su barbuda cara. ¡¡Misión cumplida, misión cumplida, balbucea!!
En La Vega de San Mateo el pasado día de 28 de mayo se pertrechó un galeón, llamado "Ayuntamiento", que fabricado con maderas capaces de aguantar los temidos temporales se hizo con una tripulación, Unión Veguera y Alternativa por San Mateo, que intentarán llevarlo a buen puerto, tarea nada fácil habida cuenta en el estado en que el anterior capitán y su impronta tripulación lo dejó tras cabalgar cerca de la costa, sin adentrarse en la mar bravía, y rozando su quilla entre las salientes rocas o raspando su casco entre las gruesas arenas del lecho marino, mientras festejaban cada logro como si hubiesen atravesado los siete mares.
Tal despilfarro hizo temer por su hundimiento. Poco después se supo que en sus bodegas llevaba un inmenso tesoro que supuestamente debía servir para sacar adelante las necesidades de la población cuyo estandarte decía llevar como bandera. Ni lo uno, ni lo otro. Ni estandarte ni bandera, enarbolaba la tiranía, el mancillamiento de la institución que representaba, la desidia, el abandono, el derroche, en definitiva, la mala praxis municipal.
A esta nueva tripulación comandada por Unión Veguera y Alternativa por San Mateo se unen la gran mayoría de vegueros y vegueras que ven, en estos valientes navegantes, la oportunidad de sacar al municipio de esa terrible pesadilla que ha supuesto durante doce años soportar las impertinencias, los abusos, la pésima gestión y la mala imagen dada en las instituciones por la anterior tripulación carente de ética y profesionalidad y a los hechos me acojo y a los resultados me agarro. Más de las tres cuartas partes del municipio quería el cambio de tripulación, era un clamor que se oía en todos los rincones.
No nos olvidemos nunca de esas mujeres abandonadas a su suerte en medio de la tempestad, tras sufrir episodios de violencia de género, porque las ayudas que debían encontrar en el puerto de acogida, su municipio, su ayuntamiento, tuvieron que obtenerlas fuera de él, un sufrimiento alargado en el tiempo y que aún hoy se ve reflejado en sus caras, y soy testigo de ello.
No nos olvidemos de nuestro mayores a los que, en un claro desprecio, les dejan como muebles inservibles, sin atención, sin cariño, en un limbo de estás, pero no estás, existes, pero no te veo.
Muchos de nuestros abuelos nos dejaron en esa dura pandemia con todo el dolor de nuestra alma. Muchas lágrimas corrieron en los hogares que se vieron azotados por la mano criminal del COVID19. Muchas fueron las despedidas que llenaron de tristeza nuestras casas ¿Dónde estaban los que tenían que estar y no estuvieron a la altura de las circunstancias? En todos lados, pero en ningún sitio.
No nos olvidemos de la crisis que ha colocado a gente de esta querida Vega de San Mateo en el umbral de la pobreza extrema. Gente nuestra que, aún trabajando, no les llega el dinero para a alimentar sus hogares mientras esos que decían ser los salvadores de la patria municipal se dedicaban a fiestas y jolgorios, a viajes y güachinches o bochinches con amiguetes y abrazafarolas, y su capitán, cundiendo con el ejemplo, entre carnavales en el Club Náutico, discotecas playeras y envuelto en escenas grotescas por no decir vergonzosas. Todo un timonel. Y aún se atreve a decir ¿Me las van a pagar los que me han hecho esto! ¡¡Hipócrita!! ¿Qué tienen que pagar las víctimas?
No nos olvidemos de los chicos y chicas del Centro Ocupacional entregados a manos de algunos incompetentes, incapaces de llevar una labor social tan importante para esas personas tan necesitadas de una sociedad que les comprenda, que los quieran por lo que valen, por lo que tienen, por lo que entregan y por lo que son:
¡¡Formidables ¡!
Un infierno ha pasado, un terrible e inhumano trato impropio de una sociedad que presume de civilizada. Espero que a los responsables se les exijan explicaciones y se depuren las responsabilidades que tuvieran cada uno de ellos, y que no les tiemble el pulso. No puede quedar impune infligir tanto dolor.
No nos olvidemos del Mercado, abatido, destrozado, hundido. El Mercado Municipal del que tantas familias se sentían orgullosos, del que tantas familias se alimentaban y comían. El Mercado de San Mateo, motor económico de un pueblo, que velaba por sus tradiciones, que quería mantener su propia idiosincrasia que le arrebataron los mismos que con desprecio quisieron convertir mi pueblo en ciudad, la tranquilidad en desazón, y la unión vecinal en desunión y enfrentamiento de vecinos contra vecinos tratando de manera desigual a unos y a otros, a ti sí, a este no. Es la política destructiva que ha dejado marcada mi querida Vega de San Mateo. Y soy víctima y testigo de ello.
No nos olvidemos que aún se debe saber, y espero que se sepa, como el patrimonio de algunos/as en plena crisis económica ha aumentado, como por arte de magia, y no precisamente por el azar de Loterías y Apuestas del Estado, o inversiones de Bitcoin. Da igual como quieran solaparlo, si endilgándolo a terceros, invirtiéndolo en ladrillo o en las costas de Mauritania, Singapur o islas Caimán, eso es lo de menos, lo importante es que se sepa y justifiquen adecuadamente tanta pomposidad sobrevenida.
Quizás los ataques a la nueva tripulación vengan porque, no nos olvidemos, doce años dan para mucho y a la vez para tan poco. La avaricia rompe el saco.
No nos olvidemos que harán lo indecible para que la nueva nave no zarpe a puerto más seguro. Se aprovecharán de aquellos que, incomprensiblemente, se han querido quedar en tierra porque quizás prefieren estar cerca de la costa y al arrimo del poderoso que en esa batalla por conseguir lo mejor para San Mateo. Igual se unen a la valiente tripulación de ese galeón llamado "Ayuntamiento", lo que calificaría de una acción no solo encomiable sino decidida, de nobleza extrema, porque luchar contra la adversidad de la tormenta para una justa causa tiene mejor recompensa que unirse al pagafantas, al zumozol que ofrece el músculo, pero no la inteligencia, la tiranía, pero no la concordia.
No nos olvidemos que el mascarón en la proa lo han puesto a hora mismo Alexis Ramos e Isabel Peñate y que Unión Veguera y Alternativa por San Mateo manejarán con más de media población ese timón de popa que haga navegar el galeón “Ayuntamiento” por un mar de calmas, hacia un futuro de esperanza y unión, pero para ello hace falta que aquellos que se quedaron en tierra, viéndolas venir, pese al empuje y apoyo que recibieron, se suban al barco y, entre todos, con el mascarón en la proa y el timón en la popa nos conduzcan a ese puerto seguro y podamos disfrutar de ese tesoro que lleva en sus bodegas y que incomprensiblemente ha estado encofrado en las bodegas a expensas de los piratas.
¡¡Dito sea Dios!!
VEGUEROS S.M.