lunes, 2 de noviembre de 2020

PIEL FINA, DELICADEZ; PIEL BASTA... DE BASTO, QUE NO BASTARDO, LA TRIADA OSCURA DE UN ALCALDE.-

Piel fina, delicadez; piel basta... de basto, que no bastardo, la triada oscura de un alcalde.-


Por: Jesús Padilla


Si hubo una civilización que marcó la actual esa fue la romana. Filósofos, pensadores, matemáticos, legisladores, políticos, sociedad y clases, dinero y poder.
Fue Roma quien cambió el mundo e inició un proceso de romanización que alcanzó, incluso hoy en día, a todas las culturas, no solo europeas, sino a nivel mundial. La política no podía esta ajena a ello.
Del amplio vocablo romano tenemos palabras como ínfula, en la actualidad utilizada para definir a aquellos que con habitual vanidad y con orgullo desmedido desprecian al prójimo. Tener ínfulas es sinónimo de vanidoso, de engreído, de soberbio, de superioridad sobre los demás, en el derecho romano es, resumiendo, el que te obliga a que ejercites judicialmente tus derechos o que te calles.
En la antigua Roma hubo un emperador, el segundo del Imperio, hijo de Claudio Nerón y de Livia que se distinguió por estar en posesión de unas sobradas dotes militares, se llamaba Tiberio que supo gobernar Roma con acierto, pero que después se convirtió en un déspota despiadado que hizo ejecutar a amigos, senadores, incluso a parientes cercanos y lejanos. No había, según las crónicas de la época, familia que no tuviera alguna víctima, sacrificada por este cruel emperador que trajo la desgracia, causó tristeza y dolor y un enorme sufrimiento moral. De sus desmanes aparece la expresión “armar un Tiberio” como sinónimo de confusión y alboroto producido por la inquietud, la agitación y la turbación que producen esos abusos autoritarios.
Existe un comportamiento vinculado a este tipo de gobernantes, guiados por ese poder infinito que se creen poseer y que como una aureola le rodean formando parte de su personalidad, que se denomina “tríada oscura”.
Me contaba un buen amigo mío, psicólogo, que las personas poseedoras de esa tríada son insensibles, no tienen empatía y suelen ser manipuladores, carecen de sociabilidad, y sus deseos van siempre dirigidos a dominar socialmente a los demás, principalmente cuando son políticos. En resumidas cuentas, es lo que podríamos llamar “una mala persona”.
Es cierto que todos llevamos encima un “algo de maldad” pero en un político malvado ese “algo” viene acompañado de un narcisismo excesivo que le obliga a centrarse en si mismo, a necesitar de la admiración de los demás y a crear sus propias fantasías. Después esa maldad se convierte en un escaso interés por los sentimientos de las personas que le rodean, a no ser que le beneficien en algo o pueda sacarle partido, y en la manipulación que ejerce sobre todo lo que le rodea convirtiéndose en alguien poco confiable. Esta sería esa segunda pata de esa “triada oscura”.
Pero para sostener esa mesa diabólica, de un comportamiento ruin y malvado, “tiberino”, falta un tercer ingrediente, el del cinismo como estrategia, ese maquiavelismo propio de quien se cree el ombligo del mundo.
Todas estas actitudes que engloban esa mesa negra de tres patas, esa “triada oscura”, tiene su expresión máxima en una enorme frialdad emocional con bajísimos niveles de simpatía, honestidad y, sobre todo, de humildad.
Es la soberbia y el desprecio a sus oponentes políticos la tónica dominante.
Pero incluso hay algunos estudiosos que consideran que existe una cuarta pata, que es el sadismo con el que se desenvuelve, convirtiendo esa “tríada” en “tétrada” que aún le convierte en más peligroso porque sus comportamientos son crueles, degradantes y agresivos buscando el placer que le proporciona el hacer daño para dominar al oponente político y doblegarlo a límites insospechados, causándole sufrimientos, perdiendo el control sobre si mismo y convirtiéndose en un ser “dañino” para todos aquellos que le rodean.
Un peligro público.
Lo peor de todo esto es que quien padece de esta patología suele ser un mentiroso compulsivo al que no le importa que estas, sus mentiras, salgan a la luz porque considera que habrá mucha gente que se crea que es verdad.
En la mentira basa siempre su estrategia maquiavélica, tiberina.
Napoleón Bonaparte resumió en tres peticiones lo necesario para ganar una guerra, tener dinero, tener dinero y tener dinero. Con esto, con el dinero consigue, el que padece la “triada oscura” o la “tétrada”, manipular, explotar y destruir además de darse esa importancia que requiere sus “tiberinos” y “maquiavélicos” planes. Con el dinero oculta sus carencias y su podredumbre, moral e intelectual.
En La Vega de San Mateo se celebró el pasado jueves 29 de octubre un Pleno Extraordinario en el que se trataron diferentes asuntos de interés para nuestro municipio. Presidía el citado pleno el ínclito e infausto alcalde Don Antonio Ortega y de segunda espada, hablando en términos taurinos, la ínclita segundona e infausta teniente de Alcalde, la Srta. Davinia Falcón.
Todo discurría en un ambiente de extrema tranquilidad donde el ínclito con su verborrea habitual trataba de habilitar, como entrada, los argumentos de su convocatoria usando para ello la persuasiva figura de la Secretaria del pleno para obtener el “sí o sí”.
¿Es o no es así señora Secretaria? Le espetaba una y otra vez cuando se sentía inseguro.
Pero todo cambió cuando le tocó el turno a la oposición, Se acabaron las bondades y comenzaron las descalificaciones. La peor parada fue la Concejal Isabel Peñate, de Alternativa por San Mateo. Peor parada por ser mujer.
Y es aquí dónde he de hacer un paréntesis porque de los muchos plenos a los que he asistido, y han sido muchos y no solo en Vega de San Mateo, jamás había visto, ni oído, un desprecio tan grande, tan duro, tan fuera de tono, tan dañino, tan tiberino contra una mujer, en este caso oponente política, como los vertidos por el ínclito Don Antonio Ortega, que utilizó ese espacio donde se debe obtener consenso y armonía, en un espacio de lucha y pelea usando los más bajos instintos del ser humano para denigrar, humillar y vejar a una mujer.
El desprecio, el machismo, el descaro, las amenazas fueron de tal calibre que sentí vergüenza ajena de tener a un representante político de este municipio tratar impunemente a una mujer como si fuera un trapo sucio que se arroja al cubo de la basura.
Muchas fueron las palabras que lindaron con la rancia grosería : “tienes la piel muy fina” le dijo revirando torticeramente la frase para hacer más daño, “No serás alcalde nunca en San Mateo, es más te lo adelanto ya” haciendo referencia a su condición de mujer y humillándola, aún más, para que callara, diciéndole que no tenía “ni formación ni estudios”. Amén de otros ataques de tipo personal que no solo se produjeron en este Pleno, sino que se vienen sucediendo en todos los plenos donde asiste Isabel Peñate y todo ello vitoreado y apoyado por la ínclita Teniente de Alcalde Davinia Falcón, la “amable y bondadosa”, que apoya a un machista de mayúsculo tamaño en sus tropelías plenarias.
Otra que se cree que es el ombligo del mundo y todos tenemos que girar entorno a ella.
Y un pimiento, por no decir otra cosa.
Como mujer debería sentirse avergonzada por secundar, no condenar y afear, esa conducta. No se puede otorgar beneplácito a quien merece desprecio por su acción.
Una cosa es exponer y otra bien diferente es insultar, vejar y humillar, por el simple hecho de ser mujer.
La estrategia de Don Antonio Ortega, y la de Doña Davinia Falcón, ambos inequívocamente compaginados en la acción de desgaste al rival político y a sus oponentes, políticos o no, no es otra que hacer una desvalorización de sus mensajes y dificultar el intercambio de información y así confiscar el uso de ese espacio adjudicado no solo al ciudadano sino a sus representantes políticos como es la representación política de la oposición en los Plenos Municipales y la asistencia de ciudadanos a él. En definitiva todo lo que lleva aparejado ese derecho a la exposición de puntos, al uso de la palabra cuando son aludidos de manera especial y a oponerse frontalmente cuando son tratados, al igual que con la oposición, de mentirosos, como así ocurrió en este Pleno vergonzoso e indignante propio de dictadores bananeros, sin cultura ni formación.
Un escarnio a la función pública.
Pero este último asunto tendrá su justa respuesta en el momento oportuno y en los foros adecuados, como no podría ser de otra manera para hacer valer el derecho a la libertad de expresión, de pensamiento y opinión que no solo la Constitución, también los derechos fundamentales de la persona y los derechos humanos protegen contra dictadores del tres al cuarto que se creen los dueños de esos espacios que están reservados a salvaguardar la libertad, la democracia y el reparto equitativo y justo de los bienes de interés público.
¡Faltaría más!
Pero siguiendo con el hilo de este artículo de opinión esa estrategia de desvalorización de Don Antonio Ortega y Doña Davinia Falcón contra las mujeres de la oposición no solo es vomitiva sino asquerosamente deleznable. Esa estrategia de confiscar el uso de sus espacios por el hecho de ser mujer es una forma de violencia simbólica para mantener la subordinación y desalentar la reivindicación de quién ostenta la representación de muchos ciudadanos de esta Vega de San Mateo.
¡Tienes la piel muy fina! , dijo. 
Hay que ser sinvergüenza, digo.
El machista, considera que el espacio real de la mujer debe constreñirse al espacio doméstico, en la casa. Consideran estos malnacidos que se hace preciso domesticarlas como a los animales y para hacerlas entrar en razón y en esos patrones creados por ellos de orden dominante, para lograr ese fin, es necesario su domesticación efectiva y afectiva legitimando el castigo, el maltrato físico, el psicológico, exactamente igual que a las bestias. Por eso son estos políticos machistas “bestias con ropa” porque se entienden bien con ellas.
Usar en un Pleno, o fuera de él, expresiones contrarias a la dignidad humana, tergiversando las palabras y retorciendo las frases para encajarlas en planteamientos machistas para legitimar ese maltrato, hay que tener muchas “ínfulas” Don Antonio y Doña Davinia, muchas “ínfulas”.
Dicen que con las glorias se olvidan las memorias cuando se quiere llegar tan alto. Se deja atrás a los amigos, a las familias, y todos aquellos beneficios que lograron que personas como ustedes escalaran para conseguir lo que ahora tienen. Pero son ustedes como la carabina de Ambrosio, no sirven para nada. Pero la culpa no es de ustedes, al igual que con el cerdo, la culpa es de quien les da de comer y en esta ocasión me refiero a los que cumplen órdenes a sabiendas de que estas son extremadamente ilegales y van contra los derechos de la ciudadanía a una tutela efectiva por parte de quienes administran sus predios.
Evadir responsabilidades disparando sin ton ni son a todo lo que se mueve, es mearse fuera del tiesto, quizás porque Don Antonio y Doña Davinia, empleando un término taurino muy conocido, quieren picar muy alto en la política, como los alanceadores de toros, pero la respuesta que van a obtener será la de: Sí, pican muy bien, pero pican muy alto, lo que significa que no llegaran muy lejos con sus aspiraciones.
Ocurre que las personas menos cualificadas, como es el caso, suelen dar más opiniones, intentando poner sus objetivos muy por encima de sus posibilidades.
La piel fina y delicada es un símbolo de honestidad, de orden y de cuidado personal.
Lo contrario de la piel fina es la basta… de basto, del que se comporta como bastardo y forma parte de esa triada oscura, como la de un alcalde de un lugar de Canarias, que como dijo Don Miguel de Cervantes y Saavedra en su inicio de El Quijote… “de cuyo nombre no quiero acordarme…” 
Siga usted tocando el tambor. 
VEGUEROS S.M.

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