lunes, 19 de noviembre de 2018

"HAGO LO QUE QUIERO, COMO QUIERO Y CUANDO QUIERO"...¿REALMENTE ESO SIGNIFICA SER ALCALDE?.-


"Hago lo que quiero, como quiero y cuando quiero"...
¿Realmente eso significa ser alcalde?.-

 Por: Jesús Padilla


Sinceramente no sabía como comenzar este artículo de opinión porque no quiero decir lo que pienso en este momento de quién dio la orden, la transmitió y ejecutó, para cometer el mayor ataque contra la dignidad de un pueblo, sin nocturnidad, pero con alevosía emboscada, con abuso por un estado de indefensión, con descaro y la fuerza del serrucho eléctrico, con inmediatismo y con inmediatez, sin vergüenza y como sinvergüenza, quizás jurídicamente sin abuso de poder, pero con abuso de confianza, sin ecuanimidad y con inquina, así describe medio pueblo y el que suscribe la aberrante acción cometida sobre un símbolo vivo de esta maltratada Vega de San Mateo. 
Talar es cortar por el pie un árbol, arrancar es sacar este de raíz para poder trasplantarlo. La opción elegida, la tala con sierra eléctrica, es más rápida, más efectiva, ahorra dinero y no da tiempo a defensa sobre sobre la víctima un Pino Canario (Pinus canariensis), no por especie, porque no lo se, sino porque nació, vivió y murió trágicamente en Canarias, en la Vega de San Mateo un triste 18 de noviembre de 2018. Un pino símbolo de muchas generaciones que cada Navidad adornaba nuestro pueblo con sus luces de colores, sus paquetes navideños colgados de sus ramas y hechos con el cariño y dedicación de niños y mayores.
Dicen que el poder que se le obsequia a los políticos se les da para mejorar, el país, la comunidad o el municipio. Un poder que debe ir siempre dirigido hacia el bien común de todos los ciudadanos y para ello un alcalde, como es el caso, está para trabajar por su pueblo, por mantener sus costumbres y tradiciones, por respetar su idiosincrasia hasta en la más mínima expresión porque su poder deberá utilizarlo en beneficio de la sociedad y no en el suyo propio.
No puede un alcalde, hacer lo que quiere porque su ética debe estar por encima de su política.
No puede un alcalde hacer lo que quiere, cuando quiere y como quiere, porque sus deberes se pueden transformar en arbitrariedades e infamias de difícil reparación.
No puede un alcalde anular la voluntad popular escondiéndose detrás de decretos, de decisiones salomónicas, porque rompe el equilibrio entre esa ética y la política que pretende, creando desilusión, resentimiento, y propiciando un malestar generalizado por maniobras abusivas, escandalosas, chabacanas. Una extralimitación aprovechada que convierte al ejecutante en responsable de un comportamiento irresponsable, transformándose en un actor escandaloso de la política que aumenta, aún más, ese sinsabor, esa desconfianza que la gente de a pie siente por el político metiendo a todos, injustamente, en el mismo saco.
El abuso de autoridad, de confianza, de poder, o de superioridad que personajes alcaldables hacen de su cargo cuando acceden a este no solo deja una huella imborrable de dolor, tristeza y agonía, sino que produce un sentimiento de rechazo en la sociedad.
Una traición al voto que provoca una rebelión en el votante.
Lo ocurrido en la mañana de hoy en la Vega de San Mateo no es sino la continuación agravada de una serie de acontecimientos enquistados en el tiempo y protegidos por quienes deben denunciar y no lo hacen, por quienes deben actuar y no actúan y por aquellos que sostienen un grotesco absurdo, un esperpento programa político de mentiras que nació hace casi ochos para fracasar y continuar en el fracaso, ahondado con la pala del presupuesto público y enterrado con la azada de la inutilidad política que ha dejado este pueblo irreconocible, con unas carencias impresionantes y con un atraso difícil de recuperar.
No me invento nada porque a la vista está y que nadie se rasgue las vestiduras porque basta ver como nació ese programa del fracaso, con una embotelladora, y como puede acabar, con un agujero en la plaza del pueblo que ahora es más profundo después de la caída del Pino de la Navidad, del pino que, injustamente, fue condenado a morir esta misma mañana, sin juicio, sin defensa, sin dignidad porque alguien en voz baja dijo eso de "hago lo que quiero, como quiero y cuando quiero"... ¿Realmente eso significa ser alcalde?.
Triste realidad de una realidad bien triste.
Se me hace parecer al guión de una película española de los años 80 dirigida por Luis María Delgado e interpretada por Alfredo Landa titulada "El alcalde y la política" donde el personaje es un alcalde que se cree el amo del pueblo, un alcalde respetado y temido por todos, pero que gobierna a su antojo.
¿Realmente eso significa ser alcalde? 
Ahí les dejo la pregunta, cada uno que proponga su respuesta y reflexione como le venga en gana, alguna lección aprenderemos con todo esto.
VEGUEROS S.M.

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