Y ELLA ES UNA SANTA Y ÉL UN MENTIROSO, EL AUTORRETATO DELDESCRÈDITO, DE LA INFAMIA
Dicen que los ojos son el espejo de alma porque junto a los
gestos con la cara reflejan las emociones, los miedos, y todos aquello que
guardamos dentro de ella. Pero hay algo que no se refleja a través de los ojos
que es la mentira.
Cuando un individuo elude la mirada, cuando habla tensamente
y da respuestas a la defensiva, cuando lo que relata es inconsistente y afecta
a sus cambios de opinión, su voz se vuelve amenazante, y acelera el ritmo del
habla acorde con el tamaño de la mentira, estamos ante un mentiroso compulsivo
que le da igual el daño que haga porque lo importante para él es mentir,
engañar para conseguir lo que desea. Después, cuando su objetivo está
conseguido aquellos que se prestaron a ser conductores de sus falacias y le
acompañaron fielmente en su camino serán desechados y olvidados hasta que puedan
volver a ser útiles nuevamente al personaje en cuestión para que compensen por
él sus inseguridades, y volver a su habitual camino de la mentira, ser esa
realidad alternativa que nadie puede conseguir sino él, el infalible, el
importante, el admirado, en definitiva se asemeja más a un mitómano, que busca
escapar de la realidad y cuyo comportamiento se convierte en una necesidad
acercándose a esa patología.
Pero no nos confundamos. Hemos podido visionar dos videos en las redes sociales que sacan a la luz las mentiras de un personaje político de esta Vega de San Mateo que, pese a coincidir en nuestra apreciación de lo que es un mentiroso compulsivo, este creemos que lo puede ser porque encadena las mentiras una detrás de otra, de manera repetitiva. No tiene esa patología, pero lo hace conscientemente, sabiendo cuáles son sus objetivos y anteponiendo, sin correr riesgos, sin ponerse en primera fila -pone a otro- su interés personal al general. Hablamos del político de las mil caras, del político del que no te puedes fiar porque apenas te das la vuelta te la juega dejándote con el culo al aire. Juzguen ustedes mismos porque los vídeos en cuestión no tienen desperdicio ya que demuestra el descrédito, la infamia y la pérdida de credibilidad de quienes se convierten en actores de un engaño masivo a sus votantes de partido y al pueblo que le entregó sus votos
¡Chúpate es
mandarina!... “y yo soy una santa”
VEGUEROS S.M.
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